Contexto artístico
El trabajo de Pedro Durán se enmarca en el así llamado Land Art, una corriente artística surgida en los años sesenta y que en estos últimos años está adquiriendo más popularidad. Las composiciones características de este lenguaje artístico son realizadas con materiales encontrados en la naturaleza y se valen para el marco de la creación del propio entorno natural. La particularidad de las creaciones de Pedro Durán reside en su especialización en las piedras, que siempre llamaron su atención y a las que incluso está unido por su propio nombre. Sus esculturas se caracterizan por una obcecada búsqueda de equilibrios imposibles, de estructuras que llevan al límite las posibilidades físicas de una composición hecha únicamente con piedras. Sin embargo, lo que parecen esculturas de lógica completamente inverosímil, son, paradójicamente, justo lo contrario, pues todo se reduce al simple y aplastante principio por el que se rige cualquier ente material en este planeta: la fuerza de la gravedad.
Un elemento recurrente en la obra de Pedro Durán es el agua. Ya sea dulce o salada, en forma de nubes o de rocío, quieta transmitiendo una calma celestial o en movimiento recordándonos la energía y la fuerza de la Tierra: agua como símbolo de vida y de pureza. El sonido de cascadas, de agua fluyendo o chapoteando entre las rocas, de gotitas salpicando alegremente a su paso, o del chorro de agua cayendo con decisión y hundiéndose en las profundidades… son como un mantra que repite el río.
Cada lugar es elegido con esmero y detalle, en un entorno casi siempre natural y apartado del mundanal ruido, donde el artista entra en conexión con la naturaleza y consigo mismo. Su sutileza como escultor hace de él no solo un equilibrador sino un compositor de bellas imágenes que le acercan a la arquitectura o a la danza. Armonía, serenidad y equilibrio son cualidades de las obras de Durán que, a pesar de ser efímeras, quedan en el recuerdo de aquel que disfruta al contemplar a Pedro durante su creación. Las fotografías, por su parte, nos transportan hacia los lugares que las inspiraron y en los que existieron brevemente, y donde fueron captadas por la cámara fotográfica de este artista andaluz.
Las obras de Durán se enmarcan en la extensa e histórica tradición que utiliza la piedra como material de escultura y los equilibrios como motivo artístico principal. De este modo, a pesar de que la obra de Pedro Durán es una obra efímera y abstracta, resulta absolutamente contemporánea. Se arraiga tanto al uso de composiciones religiosas prehistóricas con piedras como al Land Art de Robert Smithson, a la herencia del Neoplasticismo de Modrián y las esculturas cinéticas de Calder. La finalidad sigue siendo la misma: dibujar el espacio con líneas y tensiones, recordando la grandeza de la naturaleza.